Los robots humanoides, antaño material de ciencia ficción, se están convirtiendo rápidamente en una realidad inminente en la economía mundial. Los avances en inteligencia artificial, ingeniería y fabricación están convergiendo para sacar del laboratorio máquinas de tamaño humano e introducirlas en el mercado laboral. En las próximas dos décadas, se prevé que este mercado pase de una fase incipiente a decenas de miles de millones de euros. billones - de dólares en valor. Los gigantes tecnológicos y las nuevas empresas se apresuran a desarrollar humanoides capaces de caminar, levantar objetos y aprender, con la promesa de transformar las industrias y marcar el comienzo de una era de abundancia sin precedentes para la sociedad. En este informe en profundidad, exploraremos el emergente sector de la robótica humanoide: sus perspectivas de mercado, las innovaciones tecnológicas, los principales actores, el clima de inversión, las implicaciones sociales y el futuro visionario que prevén los expertos.
Panorama del mercado: De la escasez de mano de obra al crecimiento exponencial
Una respuesta a las presiones demográficas y laborales: Una tormenta perfecta de condiciones de mercado está impulsando el interés por los robots humanoides. Muchos países se enfrentan al envejecimiento de la población y a la escasez de mano de obra en sectores clave como la sanidad, la fabricación, la logística y el trabajo doméstico. Por ejemplo, Japón y China están sufriendo una crisis demográfica: la población japonesa mayor de 65 años va camino de alcanzar los 35% en 2040, y la población china en edad de trabajar está disminuyendo rápidamente. En 2050, China tendrá 366 millones de personas mayores de 65 años (casi 30% de su población). Con menos trabajadores jóvenes y más ancianos a los que cuidar, los robots humanoides se consideran una solución fundamental para cubrir el vacío laboral. En EE.UU., se prevé que en 2030 alrededor de 25% de la población tendrá más de 70 años, lo que creará una enorme demanda de asistentes robóticos para la asistencia sanitaria y el cuidado de ancianos. Al mismo tiempo, hay millones de puestos de trabajo sin cubrir: a finales de 2024, casi 8 millones de empleos en Estados Unidos seguían vacantes, muchos de ellos en funciones indeseables o físicamente agotadoras que los humanos son reacios a asumir. Los robots humanoides podrían resolver la escasez de trabajadores y asumir las tareas "aburridas, sucias y peligrosas" en sectores que van desde la enfermería a la construcción.
Preparados para un crecimiento exponencial: Gracias a estos factores, el mercado de robots humanoides está preparado para un crecimiento explosivo. Las estimaciones conservadoras de las principales empresas de investigación siguen pronosticando una industria considerable: Según Goldman Sachs, el mercado mundial de robots humanoides podría alcanzar los 1.000 millones de euros. $38.000 millones en 2035un aumento de más de seis veces desde la actualidad. Pero algunos analistas prevén un futuro mucho mayor. Las perspectivas a largo plazo de Morgan Stanley apuntan a que los humanoides podrían generar 1,4 billones de toneladas de ingresos anuales en 2040 y 1,4 billones de toneladas en 2050 en un escenario alcista. Y ARK Invest, de Cathie Wood, publicó posiblemente la previsión más optimista: si los robots humanoides logran una amplia adopción "a escala" en los hogares y la industria, prevén un mercado direccionable total de $10-$24 billones en las próximas décadas. Para ponerlo en perspectiva, $24 billones es aproximadamente una cuarta parte del PIB mundial actual: una nueva economía tecnológica masiva potencialmente en ciernes.
Estas elevadas previsiones también se traducen en un gran número de robots. Goldman Sachs calcula que 1,4 millones de unidades humanoides podrían estar en servicio en 2035, mientras que Morgan Stanley prevé 63 millones de humanoides sólo en Estados Unidos en 2050 (lo que afectaría de algún modo a 75% de ocupaciones). En el extremo superior, los visionarios del sector predicen que podría haber miles de millones de robots humanoides en 2040. El CEO de Figure AI, Brett Adcock, y Elon Musk, de Tesla, han sugerido entre 1.000 y 10.000 millones de humanoides en todo el mundo para 2040, cifras que harían que estos robots fueran tan comunes como lo son hoy los coches o los smartphones. De hecho, Musk ha afirmado que los robots humanoides acabarán siendo más omnipresentes que los coches, calificándolas de "10 veces más comunes que los coches" en el futuro. Tanto si se adoptan las previsiones moderadas como las agresivas, la trayectoria es clara: está surgiendo un nuevo y enorme mercado.
Industrias y casos de uso clave: Las primeras implantaciones de robots humanoides se centran en sectores con grandes necesidades de mano de obra o en los que la automatización puede mejorar mucho la seguridad y la eficiencia. La fabricación y el almacenamiento son objetivos prioritarios: los humanoides pueden realizar tareas de montaje repetitivas o mover mercancías pesadas en fábricas y centros de distribución que tienen dificultades para contratar personal suficiente. Las empresas de logística y transporte ven el valor de los robots que pueden cargar y descargar materiales y trabajar 24 horas al día, 7 días a la semana, en centros de distribución. Las aplicaciones para el cuidado de ancianos y la atención sanitaria también son cruciales: los humanoides podrían ayudar a los ancianos en sus actividades cotidianas, complementar la sobrecargada plantilla de cuidadores y apoyar al personal médico. En Japón, líder mundial en densidad de robots (399 robots industriales por cada 10.000 trabajadores en 2022), los humanoides se consideran un remedio a un déficit previsto de cientos de miles de cuidadores para 2040. Los trabajos peligrosos y al aire libre -como la respuesta ante catástrofes, la minería y la construcción- son otro campo de aplicación, ya que los robots humanoides pueden ir a lugares y realizar tareas de alto riesgo que los humanos no deberían hacer, desde la limpieza nuclear hasta la extinción de incendios. Con el tiempo, y a medida que bajen los costes, es posible que veamos robots humanoides en el comercio minorista y los servicios de alimentación (algunas empresas están probando robots para reponer existencias en estanterías o dar la vuelta a hamburguesas) y en la asistencia doméstica como "mayordomos" o asistentas robóticos. En resumen, cualquier entorno que actualmente dependa de la mano de obra humana, especialmente los trabajos sucios, peligrosos o con escasez de trabajadores, es candidato a la automatización humanoide.
Innovación tecnológica: Cerebros con inteligencia artificial, mejores cuerpos y costes decrecientes
El progreso acelerado de los robots humanoides no se debe a un único avance, sino a la convergencia de múltiples tecnologías que alcanzan la madurez a la vez. Tres pilares fundamentales sustentan esta revolución: "cerebros" de IA avanzados, "cuerpos" de hardware mejorados y costes de producción en rápido descenso. Además, una mentalidad de replanteamiento de los primeros principios está ayudando a los ingenieros a superar viejos límites.
Avances en IA: dotar a los robots de cerebro: Los recientes saltos en inteligencia artificial, especialmente en multimodal y IA generativason uno de los principales motores que hacen que los humanoides sean mucho más capaces. Los modelos modernos de IA pueden ver, oír, hablar y tomar decisiones en tiempo real, convirtiéndose en los "cerebros" de los robots humanoides. Por ejemplo, el último modelo GPT-4 de OpenAI (una IA multimodal) puede interpretar entradas visuales, entender el lenguaje hablado y generar texto o acciones. Esto significa que un robot humanoide equipado con una IA de este tipo podría reconocer objetos en su cámara, mantener una conversación y razonar sobre cómo resolver una tarea. Los robots actuales ya aprovechan la visión basada en la IA para tareas como recoger y clasificar objetos, y utilizan algoritmos de aprendizaje reforzado para mejorar su rendimiento con la experiencia. Como señalaba un informe de Morgan Stanley, "el crecimiento de la IA aumenta drásticamente el potencial de los humanoides para gestionar escenarios complejos y llenos de matices... y también aumenta la capacidad de los robots para utilizar disposiciones más complejas de sensores/visión/actuadores necesarias para que los humanoides sean comercialmente viables". En resumen, una IA más inteligente está permitiendo a los robots operar en entornos desestructurados y orientados al ser humano (como hogares o lugares de trabajo muy concurridos) que habrían dejado perplejos a los robots más sencillos de décadas pasadas.
Avances en hardware - Un cuerpo mejor: Igualmente importantes son los avances en la componentes físicos - actuadores, sensores, sistemas de alimentación... que componen el cuerpo de un robot humanoide. Construir una máquina con movilidad y destreza casi humanas es un enorme reto de ingeniería, pero los últimos avances están acortando distancias. Los actuadores eléctricos de alto par (los "músculos" de un robot) y los nuevos diseños de articulaciones han permitido movimientos más suaves y potentes de las extremidades. Componentes como los reductores armónicos, los tornillos planetarios y los motores sin núcleo, que antes eran tecnologías exóticas, se utilizan ahora en los diseños de humanoides de vanguardia para conseguir un control del movimiento similar al humano. La tecnología de sensores también ha dado un salto adelante: los humanoides actuales están equipados con matrices de cámaras, lidar, ultrasonidos y sensores táctiles para percibir su entorno con todo detalle. Un ejemplo sorprendente es la evolución de los sensores LiDAR (que proporcionan a los robots una percepción de la profundidad similar a la visión láser 3D). Hace una década, una sola unidad LiDAR era del tamaño de una lata de café y costaba unos $100.000: demasiado voluminosa y cara para un robot. Gracias a la innovación impulsada en gran medida por el sector de los coches autoconducidos, los LiDAR modernos son ahora más pequeños que una baraja de cartas y cuestan alrededor de $1.000 (y pronto llegarán a $500). Esta multiplicación por 100 del coste y por 1.000 del tamaño de un sensor crítico ilustra la tendencia general: los componentes que antes hacían poco prácticos los humanoides son cada vez más pequeños, baratos y potentes.
Mejoras en la batería y la alimentación: Los robots humanoides también se están beneficiando del intenso desarrollo de la tecnología de baterías en el sector de los vehículos eléctricos (VE). Los robots necesitan baterías densas y ligeras para funcionar sin ataduras durante largos periodos. Afortunadamente, la densidad energética de las baterías de iones de litio ha ido mejorando a un ritmo de ~20% cada dos años (lo que a menudo se conoce como "Ley de Moore para las baterías"). Según Morgan Stanley, este ritmo podría hacer que las baterías de estado sólido estuvieran disponibles comercialmente en torno a 2028-2030, un avance que podría ampliar drásticamente las horas de funcionamiento de los robots humanoides. En la actualidad, la mayoría de los prototipos de humanoides funcionan entre 1 y 3 horas por carga, pero las baterías de mayor densidad aumentarán esa cifra. También hay sinergias en la fabricación: empresas como Tesla están utilizando en sus robots baterías diseñadas originalmente para vehículos eléctricos. El humanoide Tesla Optimus, por ejemplo, utiliza la misma tecnología de baterías y cadena de suministro que los coches eléctricos de Tesla, lo que ayuda a reducir los costes de desarrollo y garantizar una producción fiable. En esencia, las inversiones masivas en baterías y electrónica de potencia para vehículos eléctricos están reportando dividendos directos a la robótica humanoide.
Pensamiento de primeros principios: replantearse el problema: Más allá de las mejoras incrementales, los innovadores también están volviendo a lo básico y aplicando el pensamiento de primeros principios para rediseñar el modo en que se construyen e implantan los robots. Esto significa cuestionar desde el principio todos los supuestos y limitaciones. Uno de los resultados de este enfoque es la idea de robots que construyen robots. En la actualidad, uno de los aspectos más caros de un robot humanoide es la mano de obra humana necesaria para ensamblarlo. Sin embargo, a medida que la tecnología madure, las empresas prevén fábricas altamente automatizadas (tripuladas por brazos robóticos o incluso por los propios robots humanoides) para producir nuevas unidades. Como dice un análisis, "en los próximos años veremos robots humanoides construyendo robots humanoides, lo que reducirá la mano de obra casi a cero, permitiendo una desmonetización masiva y rápida". Otra idea es que el coste de la "inteligencia" -el desarrollo del software de IA- puede repartirse entre millones de unidades. Gigantes tecnológicos como Google, OpenAI y Nvidia están invirtiendo miles de millones en investigación sobre IA, creando modelos muy avanzados que pueden implantarse en robots con un coste marginal relativamente bajo. Como resultado, los fabricantes de humanoides pueden apoyarse en estas metatendencias de IA en lugar de codificarlo todo ellos mismos. Esto significa que el "cerebro" de cada robot se beneficia de un esfuerzo global de I+D, a menudo gratuito o de código abierto, lo que reduce drásticamente el coste de dotar a los robots de inteligencia.
El pensamiento de primeros principios también empuja a las empresas a establecer objetivos ambiciosos que obligan a buscar soluciones creativas. Por ejemplo, Tesla se ha fijado como objetivo público un coste futuro de $20.000 o menos por unidad humanoide, un descenso del orden de magnitud respecto a los costes actuales. Conseguirlo exigirá racionalizar todos los componentes y procesos, pero ha estimulado los esfuerzos por lograr diseños ultrasencillos, materiales más baratos y una producción automatizada de gran volumen.
Costes en picado y economías de escala: De hecho, una de las tendencias más alentadoras del mercado es la rapidez con la que bajan los costes a medida que mejora el diseño y aumenta la escala. Sólo en el último año, algunos prototipos de humanoides de gama alta han pasado de costar 1.250.000 a 1.150.000 TTP, una reducción de 401 TTP3 que supera con creces la típica disminución anual de costes de 15 a 201 TTP3 que se observa en las industrias maduras. A medida que la producción se desplaza de las piezas únicas hechas a mano a las cadenas de montaje, cabe esperar nuevas curvas de costes pronunciadas. Un análisis de Morgan Stanley de 2024 estimaba que actualmente, dependiendo de la configuración y el caso de uso, construir un robot humanoide podría oscilar entre $10.000 en el extremo inferior y $300.000 en el extremo superior. En otras palabras, algunos humanoides sencillos ya se están acercando a precios similares a los de los automóviles, mientras que incluso los más avanzados están saliendo de la estratosfera del gasto. Morgan Stanley fue un paso más allá y desmontó el diseño del Optimus de Tesla para analizar su lista de materiales. Su conclusión: El Optimus Gen-2 de Tesla tiene un coste de piezas de alrededor de $50-$60K por unidad (excluyendo el software) en la actualidad. Las piezas más caras son los actuadores de las piernas (muslos y pantorrillas), las manos avanzadas y el conjunto de cintura y pelvis, pero ninguna de ellas cuesta más de $9.500 por unidad. Este tipo de análisis muestra un camino hacia los robots del mercado de masas. Si el actual BoM de $50K puede reducirse a la mitad con la escala y los diseños de nueva generación, y si los costes de software (que pueden amortizarse en muchas unidades) se reparten, un precio de venta inferior a $20K empieza a parecer alcanzable en unos pocos años. Objetivos ambiciosos como el de Tesla están motivando a toda la industria a encontrar formas creativas de reducir costes y "desmonetizar" la robótica, de forma parecida a lo que vimos con los ordenadores personales y los smartphones en décadas pasadas.
En resumen, la tecnología necesaria para fabricar robots humanoides útiles -cerebros de IA potentes, cuerpos ágiles y eficientes, y fabricación asequible- se está uniendo por fin. Esta "tormenta perfecta de innovación" es la razón por la que tantas empresas e inversores se están volcando en este sector después de años en los que los humanoides se consideraban poco prácticos. A continuación hablamos de las empresas que están a la cabeza.
Protagonistas: Las empresas que construyen nuestro futuro robótico
Un amplio abanico de actores, desde empresas emergentes de Silicon Valley hasta gigantes de la automoción, están desarrollando robots humanoides. A continuación describimos algunos de los principales contendientes en este campo y cómo aborda cada uno de ellos el reto:
Tesla - Optimus: La mano de obra robótica del fabricante de vehículos eléctricos
Puede sorprender a algunos, pero Tesla -el gigante de los coches eléctricos- está a la vanguardia de la robótica humanoide. Elon Musk presentó el robot Tesla "Optimus" en 2021 y, desde entonces, la empresa ha desarrollado rápidamente al menos dos generaciones de prototipos. Optimus tiene aproximadamente el tamaño de un humano (1,70 m de altura) con un elegante diseño en blanco y negro que refleja la estética de alta tecnología de Tesla. Bajo el capó, aprovecha gran parte de la tecnología de Tesla: el mismo ordenador de conducción autónoma y los algoritmos de inteligencia artificial de los coches Tesla sirven de "cerebro" de Optimus, y su batería está adaptada de los módulos de batería de los vehículos eléctricos de Tesla. Esto da a Tesla una enorme ventaja en integración vertical: puede utilizar su cadena de suministro y su experiencia en fabricación para construir robots a gran escala.
La visión de Tesla para Optimus es grandiosa. Musk ha declarado que Optimus podría llegar a ser "más importante que el negocio de vehículos de Tesla" y podría convertirse en "el mayor producto jamás fabricado" por Tesla. A corto plazo, la empresa desplegará unidades de Optimus en sus propias fábricas de automóviles durante 2024 para realizar tareas repetitivas sencillas, de forma similar a como probó las primeras funciones de autoconducción en los vehículos de sus empleados. A más largo plazo, Tesla ve aplicaciones tanto en entornos industriales como domésticos. Musk ha pronosticado un precio de venta al público de entre 120.000 y 30.000 euros por robot, con el objetivo de que sea tan asequible como un coche. Para alcanzar ese objetivo, Tesla confía en una producción a gran escala y en continuas mejoras de la inteligencia artificial para reducir los costes. En particular, Tesla no busca socios externos para la IA, sino que la desarrolla internamente (el mismo equipo que trabaja en Autopilot y el superordenador Dojo). Este control de principio a fin podría dar lugar a robots estrechamente integrados, pero también presiona a Tesla para que resuelva problemas difíciles en solitario.
Hasta ahora, los prototipos de Optimus han demostrado que son capaces de caminar, transportar objetos y utilizar herramientas sencillas. Aunque todavía es pronto, los recursos de Tesla (la capitalización bursátil de la empresa supera el billón de dólares, lo que le confiere una gran solvencia), combinados con el implacable enfoque de Musk basado en los principios básicos, hacen de Tesla una de las principales empresas a tener en cuenta. Como Musk dijo audazmente, si los robots humanoides triunfan, "no hay límite significativo al tamaño de la economía" un reflejo de cómo Optimus encaja en la misión de Tesla de superar los límites tecnológicos.
Figure AI - Una startup que apuesta fuerte por los robots de uso general
Entre las empresas emergentes, Figure AI ha surgido rápidamente como líder con ambiciones desmesuradas. Fundada en 2022 por Brett Adcock (anteriormente cofundador de Vettery y Archer Aviation), Figure ha reunido a un equipo veterano y atraído financiación para construir un humanoide de uso general. En 2023, presentaron Figure 01, un prototipo humanoide, y en 2024 ya estaban probando Figure 02, un modelo de segunda generación del tamaño de un humano adulto (1,70 m de altura, 72 kg). Vestida con un elegante exterior negro mate, la Figura 02 cuenta con 16 grados de libertad en las manos y una coordinación avanzada, lo que le valió un premio a la innovación en robótica en 2024.
Lo que realmente diferencia a Figure es su sólido respaldo y sus alianzas. La empresa cerró una enorme ronda de financiación de serie B de $675 millones en 2024, que valoró Figure AI en $2.600 millones. Esta ronda atrajo a un "quién es quién" de inversores tecnológicos: participaron Microsoft, OpenAI, Intel, NVIDIA, Jeff Bezos y ARK Invest de Cathie Wood. Este apoyo no solo proporciona a Figure un amplio capital, sino también aliados estratégicos: por ejemplo, Microsoft y OpenAI trabajan con Figure en IA y software, garantizando que el "cerebro" del robot se mantenga a la vanguardia. En cuanto al hardware, Figure se ha asociado con BMW para la fabricación. A finales de 2023, un programa piloto en la fábrica de BMW en Spartanburg puso las unidades Figure 02 en la planta de producción, donde funcionaron con éxito. 24 horas al día, siete días a la semana realizando tareas como mover contenedores de componentes. Tras demostrar que podía gestionar con fiabilidad la logística de almacén, Figure empezó a desplegar de forma permanente una flota de sus robots en esa planta de BMW en enero de 2024. Se trata de un hito notable, ya que convierte a Figure en una de las primeras startups en contar con robots humanoides que realizan tareas reales en el entorno de una fábrica comercial.
Figure se centra inicialmente en la fabricación y los trabajos de almacén, pero no ha descartado el hogar. La empresa ha insinuado que experimentará con tareas domésticas, como la cocina. Brett Adcock también ha expresado el objetivo de que el precio final de los robots sea inferior a $20.000, en línea con el de la competencia. Dada la sólida financiación, Figure está contratando personal de forma agresiva y pretende iterar con rapidez. Adcock prevé el despliegue de "3.000 a 5.000 millones" de robots humanoides en el mercado laboral si la tecnología evoluciona para hacer "todo lo que puede hacer un humano". Esta afirmación subraya la misión de Figure: un robot generalista para prácticamente cualquier tarea, un asistente androide para la sociedad. Aunque hay un largo camino entre los prototipos actuales y esa visión, la combinación de talento, capital y tracción de las primeras asociaciones de Figure AI la sitúan a la cabeza en el campo de las startups de humanoides.
Agility Robotics - Digit: De los almacenes a las masas
Agility Robotics es una empresa pionera que lleva varios años trabajando en robots con patas, y su humanoide Digit está a punto de convertirse en uno de los primeros robots bípedos de producción en serie destinados a empresas. Agility surgió de la Universidad Estatal de Oregón en 2015 e inicialmente construyó un robot de dos patas llamado Cassie. Su último modelo, Digit, añade brazos y tiene aproximadamente el tamaño de un ser humano (1,70 m de altura, 73 lb de peso y una capacidad de carga de 35 lb). El diseño exclusivo de Digit incluye patas elásticas en forma de pájaro que le permiten agacharse o levantarse para coger objetos, lo que resulta ideal para trabajar en almacenes y centros de distribución donde las alturas de las estanterías varían. El robot está optimizado para tareas de "recoger y colocar" en logística, como coger contenedores o paquetes y moverlos, que actualmente son trabajos repetitivos poco cualificados realizados por personas.
Agility ha conseguido importantes socios estratégicos en el ámbito de la logística. En particular, Amazon -el gigante del comercio electrónico con infinitos almacenes- ha colaborado con Agility, empezando a probar una flota de robots Digit en unas instalaciones de I+D en Seattle a partir de octubre de 2023. En otro despliegue pionero, Agility se asoció con GXO Logistics para poner Digit en funcionamiento en unas instalaciones de distribución de SPANX en Georgia. Allí, los robots Digit han estado trabajando bajo un modelo de Robots-as-a-Service (RaaS), lo que significa que GXO esencialmente alquila la mano de obra del robot, un enfoque que reduce la barrera para la adopción. Estas implantaciones suponen la primera aplicación comercial de robots humanoides en operaciones de almacén. Agility también ha puesto en marcha una infraestructura de asistencia y servicios; por ejemplo, Ricoh (más conocida por sus equipos de oficina) proporciona asistencia de campo para Digits en toda Norteamérica.
Para satisfacer la demanda prevista, Agility está dando un gran impulso a la fabricación. La empresa está construyendo una fábrica de robots llamada "RoboFab", una instalación de 70.000 pies cuadrados en Salem (Oregón). RoboFab, cuya inauguración está prevista para finales de 2024, tendrá capacidad para fabricar 10.000 Digits al año, lo que supondrá un enorme salto con respecto al puñado de unidades que Agility ha construido hasta ahora. Bajo la dirección de su consejera delegada, Peggy Johnson (una antigua ejecutiva de Microsoft que se incorporó a Agility), el plan es entregar los primeros Digits a los primeros clientes a finales de 2024 y abrir las ventas generales en 2025. A esa escala de producción, Agility espera reducir costes y demostrar la rentabilidad por unidad. Afirman que las empresas que utilicen Digit recuperarán la inversión en menos de dos años, lo que significa que un robot se amortizaría en menos de 24 meses sustituyendo a la mano de obra humana en determinadas funciones. Digit se dirige directamente a cubrir las más de 1 millón puestos de trabajo de almacén y logística sin cubrir en Estados Unidos, una cifra que sigue creciendo. Con la confianza de los inversores (Agility ha recaudado más de $180M de patrocinadores como DCVC y Playground Global, e incluso formó una alianza con Ford al principio), la empresa está bien posicionada. Si RoboFab alcanza el éxito, Agility Robotics podría ser la primera en producir humanoides a escala automovilística, lo que convertiría a Digit en algo habitual en los almacenes a finales de esta década.
Boston Dynamics - Atlas: Tecnología punta con precaución
No se puede hablar de robots humanoides sin hablar de Boston Dynamics, la empresa famosa por los vídeos virales de robots haciendo volteretas y parkour. Boston Dynamics es pionera en robótica desde hace más de 30 años (se fundó en 1992 como empresa derivada del MIT) y su robot bípedo Atlas representa la vanguardia de la agilidad humanoide. Atlas es actualmente una plataforma de I+D más que un producto comercial, pero es una muestra de lo que puede deparar el futuro. La última versión de Atlas mide unos 150 cm y pesa 196 libras. Aunque robusto, es increíblemente potente y dinámico: Atlas ha demostrado correr, saltar entre plataformas, dar volteretas hacia atrás e incluso bailar en demostraciones controladas. Tiene manos avanzadas de tres dedos para manipular objetos y un completo conjunto de sensores para mantener el equilibrio y percibir su entorno.
Históricamente, el Atlas se accionaba hidráulicamente (de ahí los zumbidos de los vídeos antiguos), pero un hito reciente fue la conversión del Atlas a energía totalmente eléctrica en 2024, eliminando el ruidoso sistema hidráulico y la fuente de alimentación atada que utilizaban las versiones anteriores. Esta transición a motores eléctricos y baterías es clave para cualquier despliegue en el mundo real. El control de Atlas es posible gracias al software de vanguardia de Boston Dynamics y, curiosamente, la empresa está incorporando avances de inteligencia artificial al robot a través de asociaciones. El Toyota Research Institute (TRI) colabora con Boston Dynamics para integrar los Large Behavior Models (LBM) del TRI -grandes modelos de IA para el comportamiento de los robots- en el hardware de Atlas. El objetivo de esta asociación es acelerar la transformación de Atlas en un "verdadero humanoide de uso general" combinando el incomparable hardware de BD con la destreza de Toyota en IA. Además, Boston Dynamics ha creado su propio instituto independiente de IA (con más de $400M de financiación de su matriz Hyundai) para investigar la IA robótica de próxima generación, asegurándose de mantenerse a la vanguardia tanto en software como en mecánica.
La comercialización es donde Boston Dynamics ha sido históricamente cautelosa. La empresa fue adquirida por Hyundai Motor Group en 2021 por unos 1.100 millones de euros, lo que le proporcionó una fuerte matriz corporativa con experiencia en la fabricación de automóviles. La influencia de Hyundai puede estar guiando a Boston Dynamics a pensar más en productos prácticos. La empresa ya ha comercializado con éxito otros robots: el cuadrúpedo Spot (un "perro" robótico utilizado para inspecciones) y el robot Stretch (una máquina con ruedas para descargar camiones y mover cajas) se están vendiendo a clientes industriales. Aprovechando esa experiencia, Boston Dynamics está adoptando un "enfoque metódico" para sacar Atlas al mercado, priorizando la fiabilidad y las aplicaciones útiles sobre la velocidad . En esencia, no quieren vender un humanoide hasta que realmente pueda satisfacer las necesidades de los clientes día tras día. Los usos iniciales más probables de Atlas serán en entornos industriales y comerciales, como tareas de construcción, trabajos en almacenes o fábricas, donde su agilidad y fuerza serán grandes ventajas. Con el respaldo de Hyundai, cuando Atlas (o un diseño humanoide sucesor) se ponga finalmente a la venta, probablemente se someterá a rigurosas pruebas similares a las de los prototipos de automóviles. La larga trayectoria de Boston Dynamics significa que no se precipitarán con un producto inmaduro. Pero no nos equivoquemos: Las capacidades de Atlas están años por delante de la mayoría de los competidores y, si la empresa consigue reducir costes y mejorar la duración de la batería, podría establecer el estándar de oro de lo que los robots humanoides pueden hacer en el mundo real.
Unitree Robotics - Humanoides asequibles de China
Mientras muchas empresas occidentales persiguen robots humanoides, China es también un hervidero de innovación robótica. Unitree Robotics, con sede en Shenzhen, se ha hecho un nombre rápidamente al centrarse en robots asequibles producidos en masa. Primero llamó la atención por fabricar robots cuadrúpedos (parecidos al Spot de Boston Dynamics) a un precio muy inferior. Ahora Unitree ha presentado no uno, sino dos modelos de robot humanoide: el H1, más grande, y el G1, más pequeño. El H1 es un humanoide de tamaño natural de 180 cm de altura y 47 kg de peso, con una gran capacidad de carga de hasta 30 kg. El G1, por el contrario, es un humanoide compacto de 127 cm de altura y 35 kg de peso. La capacidad de carga del G1 es menor (alrededor de 7 libras), lo que refleja su papel como plataforma de investigación y educación.
A pesar de llegar tarde a la raza humanoide, Unitree ha precios revolucionarios. El H1 cuesta alrededor de $90.000 como modelo industrial de gama alta, mientras que el G1 tiene un precio inicial sorprendentemente bajo de $16.000. Para contextualizar, $16.000 es aproximadamente 1/5 del coste de algunos prototipos de la competencia, lo que sitúa al G1 en el rango que podrían considerar universidades, laboratorios e incluso aficionados. ¿Cómo puede Unitree bajar tanto? Una de las principales razones es su apuesta por la integración vertical y la fabricación propia. Al igual que las empresas chinas revolucionaron el mercado de los drones con una producción más barata, Unitree fabrica muchos componentes por sí misma y en serie. También incorporan tecnología comercial en la medida de lo posible: en concreto, Unitree se ha asociado con NVIDIA para utilizar el controlador de IA NVIDIA Orin en el G1 (versión educativa). Esto proporciona al robot una sólida capacidad de procesamiento de inteligencia artificial para visión y autonomía, sin que Unitree tenga que desarrollar todo el hardware informático desde cero. Tanto el H1 como el G1 incorporan el conjunto de sensores que se espera de los humanoides modernos: LiDAR 3D para cartografía, cámaras de profundidad Intel RealSense para visión y conjuntos de micrófonos para audio. Unitree ha realizado impresionantes demostraciones de estos modelos caminando sin ataduras en ferias como CES 2024 y NVIDIA GTC, donde mostraron su capacidad de equilibrio y locomoción.
La estrategia de la empresa consiste en hacer accesible la robótica avanzada mediante precios agresivos . Tanto el H1 como el G1 ya están a la venta (dirigidos a institutos de investigación, universidades y empresas que quieran experimentar). Al sembrar el mercado con unidades de bajo coste, Unitree podría crear una amplia base de usuarios y de datos, lo que a su vez ayudaría a mejorar sus robots. Se trata de una estrategia similar a la de DJI en el sector de los drones o a la de algunos fabricantes de coches eléctricos en China, que rebajan el precio para ganar escala. Por ahora, es probable que los humanoides de Unitree estén menos avanzados en software y destreza que, por ejemplo, los prototipos de Boston Dynamics o Tesla. Pero su ventaja en comercialización y eficiencia de costes es significativa. Si H1 y G1 siguen mejorando, Unitree podría hacerse con una parte considerable del mercado, sobre todo en Asia y entre compradores sensibles a los costes. La presencia de NVIDIA como socio de IA también indica credibilidad. En un sector que suele caracterizarse por sus costosos proyectos de I+D, Unitree es un recordatorio de que los robots humanoides también podrían seguir una trayectoria de rápida reducción de costes similar a la de la electrónica de consumo.
Apptronik - Apolo: Robots versátiles gracias a los conocimientos de la NASA
Apptronik, con sede en Austin, es otra empresa emergente que merece atención. Surgida del Laboratorio de Robótica Centrada en el Ser Humano de la Universidad de Texas en 2016, Apptronik se formó desarrollando robótica para la NASA (ayudó a construir el humanoide Valkyrie de la NASA). Ahora han aplicado esa experiencia a su propio humanoide comercial llamado Apollo. Apollo se ha diseñado como un robot versátil, seguro para las personas y para diversos entornos. Mide 172 cm y pesa 72,5 kg, con capacidad para levantar una carga útil de 25 kg. Apptronik destaca los actuadores lineales personalizados de Apollo, que imitan los músculos humanos para conseguir movimientos más suaves y cómodos. Los actuadores y los avanzados sistemas de seguridad de Apollo permiten una colaboración física directa sin dañar a las personas. El robot también se integra perfectamente con el software de inteligencia artificial: Apptronik utiliza las plataformas de IA de NVIDIA (por ejemplo, Project Groove) para entrenar los comportamientos de Apollo, que se basará en los modelos básicos de aprendizaje robótico de NVIDIA para adquirir habilidades de forma continua.
Apptronik ha conseguido algunas colaboraciones importantes para validar Apollo. La empresa está trabajando con Mercedes-Benz en una prueba de concepto para utilizar Apollo en la fabricación de automóviles. Es probable que las tareas incluyan el traslado de materiales o la realización de trabajos repetitivos en la cadena de montaje. En el sector logístico, Apptronik se ha asociado con GXO Logistics (el mismo 3PL que trabaja con Digit de Agility) para probar Apollo en la automatización de almacenes. Como muestra de su versatilidad, estas colaboraciones demuestran que Apollo puede aplicarse tanto en fábricas como en almacenes, dos entornos muy diferentes. Y, por supuesto, el vínculo inicial de Apptronik con la NASA sigue siendo un pedigrí; la empresa cuenta con un legado en la construcción de robots según las estrictas especificaciones de la NASA, lo que es un buen augurio para el rigor de la ingeniería.
Aunque Apptronik se ha mostrado más discreta sobre su financiación que Figure o Agility, al parecer ha alcanzado una valoración en torno a los 1.400 millones de euros tras la inversión de clientes y fondos de capital riesgo. Su director general, Jeff Cardenas, ha indicado que el planteamiento de Apptronik es crear una plataforma de uso general en Apollo que pueda adaptarse a muchas tareas en lugar de a un único uso dedicado. Ahora mismo, la empresa está en fase de realizar programas piloto (como los mencionados con Mercedes y GXO). Los resultados de estos programas darán forma al diseño final de Apollo antes de su lanzamiento. La ubicación de Apptronik en Texas y su talento (muchos de ellos procedentes de la Universidad de Austin) le confieren una sólida base robótica, y la conexión con la NASA le da credibilidad tanto en círculos gubernamentales como industriales. Si Apollo demuestra su valía en estas pruebas -demostrando que puede realizar con fiabilidad trabajos agotadores y "aburridos" en grandes industrias- Apptronik podría convertirse en un proveedor clave de humanoides para empresas que buscan automatizar tareas físicamente exigentes.
Santuario AI - Phoenix: Superando los límites de la inteligencia robótica
La empresa canadiense Sanctuary AI está adoptando un enfoque ligeramente diferente en la carrera de los humanoides. inteligencia general y destreza. Fundada en 2018 en Vancouver, la creencia central de Sanctuary es que la verdadera utilidad proviene de un robot que puede comprender y adaptarse a una amplia variedad de tareas. Su humanoide, llamado Phoenix, está ahora en su séptima generación - una prueba de iteración rápida. Phoenix mide 170 cm y pesa 70 kg, con capacidad para levantar unos 25 kg, lo que lo sitúa entre los robots más fuertes de su clase. Pero lo más destacado de Sanctuary son las manos y el software de control de Phoenix. El robot presume de una destreza extremadamente avanzada, con mejoras centradas en las muñecas, las manos y los dedos para conseguir una motricidad fina. A mediados de 2023, Sanctuary batió un récord mundial al conseguir que un robot de la generación anterior (el predecesor de Phoenix) realizara de forma autónoma más de 110 tareas diferentes mano a mano en un entorno de trabajo estándar.
La salsa secreta de Sanctuary es su sistema de control de inteligencia artificial, denominado "Carbon", que permite al robot aprender nuevas tareas en tan sólo 24 horas. Se trata de una mejora espectacular respecto a enfoques anteriores, que requerían semanas de programación para cada nueva tarea. Esencialmente, Carbon combina el aprendizaje automático y quizás algo de teleoperación para enseñar rápidamente a Phoenix lo que tiene que hacer, que luego el robot puede reproducir por sí solo. La empresa lo demostró en una prueba real: se asoció con una cadena minorista canadiense e instaló Phoenix en una tienda de ropa de Mark's en Columbia Británica, donde el robot fue capaz de realizar 110 tareas distintas (como reponer existencias en estanterías, limpiar, empaquetar productos, etc.) durante su misión. Este tipo de capacidad en un entorno minorista es una validación significativa de la versatilidad de Sanctuary.
En el frente comercial, Sanctuary AI ha establecido una importante asociación con Magna International, uno de los mayores fabricantes de piezas de automóviles del mundo. Magna no sólo planea desplegar los robots Phoenix en sus fábricas de automóviles, sino que también actúa como fabricante contratado para ayudar a Sanctuary a construir futuras unidades. Este acuerdo es enorme para Sanctuary: La participación de Magna aporta músculo de fabricación (pueden ampliar la producción y abastecerse de componentes de forma eficiente) y también un cliente directo de robots en entornos industriales. Con la presencia mundial de Magna, si Phoenix destaca en las plantas de Magna, podría abrir las puertas a muchos otros clientes. Así pues, las áreas de interés de Sanctuary parecen ser en principio el comercio minorista y la fabricación, aprovechando la destreza de Phoenix tanto para la organización de estanterías como para tareas de montaje.
En cuanto a la situación de la empresa, Sanctuary AI sigue siendo privada con una valoración no revelada, pero ha obtenido financiación de destacados inversores tecnológicos de Canadá y EE.UU., y su director ejecutivo interino, James Wells, dirige un equipo cada vez mayor de investigadores e ingenieros de IA. También incluyen a NVIDIA como socio de IA, lo que indica que utilizan soluciones de hardware e IA de NVIDIA para Phoenix. La visión a largo plazo de Sanctuary coincide con la más elevada del sector: hablan de "robots de propósito general" capaces de hacer prácticamente cualquier cosa que pueda hacer un ser humano. Su planteamiento de entrenar rápidamente a los robots en tareas reales y centrarse en la funcionalidad de las manos aborda uno de los retos más difíciles (la manipulación). Si siguen a este ritmo, la IA de Sanctuary podría ser un caballo negro que ofrezca una solución realmente innovadora. humanoide polivalente dispuestos a contratar para muchos trabajos diferentes.
1X Technologies - NEO: Un humanoide para el hogar
Entre los recién llegados, 1X Technologies (antes Halodi Robotics) destaca por centrarse explícitamente en entornos domésticos y cotidianos con su diseño humanoide. 1X es una empresa noruego-estadounidense fundada en 2014 que, a diferencia de otras, empezó con un robot muy práctico: un humanoide con ruedas llamado EVE. EVE ya se ha desplegado (alrededor de 150-250 unidades) a través de una asociación con la división de seguridad Everon de ADT Commercial, patrullando edificios como guardia de seguridad robótico . Basándose en esa experiencia, 1X está desarrollando ahora NEO, un humanoide bípedo destinado a operar en hogares y oficinas. NEO mide 165 cm y pesa sólo 30 kg. Su capacidad de carga es de 20 kg, suficiente para transportar objetos domésticos o herramientas.
El diseño de NEO hace hincapié en la interacción humana natural y la integración. Está equipado con sensores avanzados para percibir las emociones de las personas y dispone de inteligencia artificial para entender el habla y las señales de comportamiento humanas. La idea es un robot que pueda, por ejemplo, reconocer si un residente anciano se ha caído o si alguien está enfadado, y responder adecuadamente. Para mejorar la toma de decisiones de NEO, 1X utiliza un "innovador modelo generativo" entrenado a partir de numerosos datos de robots del mundo real. Este enfoque, cuyo objetivo es cerrar la "brecha entre la simulación y la realidad", se beneficia de las miles de horas de datos operativos que recopilaron con sus anteriores robots EVE en funciones de seguridad.
Desde el punto de vista estratégico, 1X cuenta con poderosos patrocinadores. Ha recibido financiación del OpenAI Startup Fund, así como capital riesgo de Tiger Global y EQT Ventures. La participación de OpenAI es especialmente interesante, ya que sugiere una estrecha relación con la IA de vanguardia que podría integrarse en los sistemas de control de NEO. Según los informes, la valoración de la empresa rondará los $375 millones a partir de 2024, y han trasladado una parte importante de sus operaciones a California, lo que indica un empuje hacia el mercado estadounidense. El calendario de 1X es muy ambicioso: sus objetivos de despliegue son miles de unidades NEO para 2025 y potencialmente millones para 2028. Estas cifras suenan optimistas, pero reflejan el interés de la empresa por el mercado de consumo y doméstico, un mercado con potencial para millones de unidades si se consigue una aplicación robótica revolucionaria.
Si NEO puede navegar por una casa, interactuar con sistemas domésticos inteligentes y ayudar en las tareas cotidianas (cocinar, limpiar, ir a buscar objetos, vigilar a los ancianos), podría generar una enorme demanda en los hogares, sobre todo a medida que la población envejece. Por supuesto, abrirse paso en el mercado de los robots de consumo ha sido históricamente difícil (basta con preguntar a cualquier fabricante de robots aspiradores domésticos o al desaparecido robot social Jibo). Pero la estrategia de 1X de empezar con implantaciones comerciales de seguridad (que generan ingresos y aprenden del uso real) y luego pasar a los robots domésticos es inteligente. Con OpenAI y NVIDIA como socios de IA, NEO estará probablemente a la vanguardia de la integración de IA de última generación en un humanoide doméstico y amigable. El tiempo dirá si pueden alcanzar sus ambiciosos objetivos, pero 1X es sin duda una startup a tener en cuenta, sobre todo para quienes estén interesados en tener un robot personal en casa algún día.
Clima de inversión: Grandes apuestas en bots y un nuevo ecosistema tecnológico
Cuando se presentan grandes oportunidades, se producen grandes inversiones, y el sector de la robótica humanoide no es una excepción. En los dos últimos años, hemos asistido a un aumento de las inversiones de capital riesgo y corporativas en empresas de robots humanoides, que recuerda a los primeros días del auge de los ordenadores personales o de Internet. Esta afluencia de fondos está permitiendo un rápido progreso y también está dando lugar a un ecosistema de proveedores y socios en torno a la tendencia humanoide.
Una de las operaciones más destacadas fue la mencionada ronda de financiación de Figure AI de $675 millones con una valoración de $2.600 millones en 2024. La lista de inversores participantes parece un salón de la fama de la tecnología: Jeff Bezos, Microsoft, OpenAI, NVIDIA, Intel y Cathie Wood, de ARK Invest. Una coalición de este tipo pone de relieve la amplia creencia en la oportunidad de los humanoides: los gigantes del software (Microsoft, OpenAI) quieren proporcionar los "cerebros", los fabricantes de chips (NVIDIA, Intel) ven un nuevo mercado para los procesadores, y los financieros visionarios (Bezos, Wood) apuestan por el impacto social a largo plazo. Del mismo modo, 1X Technologies atrajo financiación de OpenAI y Tiger Global, y en las primeras rondas de Agility Robotics participaron empresas como Amazon. Incluso el humanoide de Tesla, aunque financiado internamente, se beneficia de la enorme capitalización de mercado de Tesla (los inversores de Tesla financian indirectamente el desarrollo de Optimus como parte de la I+D de la empresa).
El capital riesgo tradicional no está solo: los agentes del sector también están realizando inversiones y asociaciones estratégicas. Por ejemplo, Hyundai compró Boston Dynamics para integrar la robótica en su cartera de soluciones de movilidad. La asociación de Magna con Sanctuary AI probablemente incluyó un componente de inversión, vinculando a un gigante de la fabricación con una empresa emergente de robótica. En Asia, vemos que empresas como Toyota (a través de TRI) y Honda (con su programa ASIMO) también invierten dinero en I+D de humanoides. Las empresas tecnológicas y los fabricantes chinos (como Xiaomi y Xpeng, que están desarrollando sus propios robots) se nutren de importantes inversiones nacionales y ayudas públicas, ya que China considera la robótica una industria estratégica.
Wall Street también se ha dado cuenta. En 2023, Morgan Stanley publicó un exhaustivo informe titulado "Humanoides: Implicaciones de la IA incorporada en la inversión". En él, los analistas de Morgan Stanley no sólo evalúan el mercado (como ya se ha comentado), sino que también recopilan lo que denominan "Humanoid 66", una lista de 66 valores cotizados en bolsa preparados para beneficiarse del auge de los robots humanoides. Esta lista abarca tres categorías:
- Facilitadores: empresas que desarrollar robots humanoides o suministrar componentes clave (el "cerebro y el cuerpo" de los robots). Esto incluye a actores obvios como los fabricantes de robots y los proveedores de piezas.
- Beneficiarios: empresas que podría desplegar robots humanoides para potenciar su negocio o mejorar la productividad, beneficiándose así de la mano de obra humanoide.
- Facilitadores y beneficiarios: una categoría híbrida para empresas que construyen tecnología robótica y la utilizan.
Figura: Humanoid 66" de Morgan Stanley destaca la amplia gama de empresas que se beneficiarán de la robótica humanoide. Entre los habilitadores (azul) figuran los desarrolladores de robots y los proveedores de componentes (sensores, baterías, semiconductores, software), mientras que los beneficiarios (naranja) abarcan sectores desde el transporte y el comercio electrónico hasta la construcción y el comercio minorista que podrían utilizar mano de obra humanoide. Algunos, como los fabricantes de automóviles, son a la vez facilitadores y beneficiarios.
El grupo Enablers de Humanoid 66 engloba a muchos fabricantes de alta tecnología: por ejemplo, fabricantes de brazos robóticos, actuadores y engranajes (empresas como Harmonic Drive y Nabtesco en Japón, o Siemens, que fabrica sistemas de automatización de fábricas). También incluye fabricantes de baterías (CATL, LG Energy Solution) y de chips (NVIDIA, AMD, Qualcomm) que suministrarán la electrónica y la energía a estos robots. En cuanto al software, aparecen empresas como Alphabet (Google) y Unity, lo que refleja su papel en el desarrollo de IA y software de simulación para robots. La categoría de beneficiarios es sorprendentemente amplia: incluye empresas de transporte y envío (por ejemplo, DHL, FedEx), comercio electrónico y venta al por menor (Amazon, Alibaba, JD.com, Walmart), fabricación de automóviles (Toyota, Tesla, Stellantis), petróleo y gas (Schlumberger, Halliburton), construcción (Caterpillar, Ashtead) e incluso restaurantes y comida rápida (por ejemplo, McDonald's, Yum Brands). La idea es que los robots humanoides podrían llegar a trabajar en todos estos ámbitos -desde la entrega de paquetes a la preparación de hamburguesas-, por lo que las empresas de estos sectores podrían beneficiarse de un aumento de la productividad. En particular, algunos fabricantes de automóviles como Tesla y Toyota aparecen como facilitadores y beneficiarios, ya que están construyendo robots y los utilizarán en sus propias fábricas.
La creación de un índice bursátil para robots humanoides, por así decirlo, es un signo revelador de la seriedad con la que los grandes inversores se están tomando esta tendencia. Es similar a la forma en que los inversores siguieron el auge de los ordenadores personales, Internet o, más recientemente, la inteligencia artificial y los vehículos eléctricos, identificando el grupo de empresas implicadas. Los analistas de Morgan Stanley señalaron un "mayor compromiso de la cadena de suministro [y] múltiples actores cotizados que crean nuevas divisiones de robots" como prueba de que el clima de inversión en torno a los humanoides se está caldeando. De hecho, en el último año hemos visto a empresas como Dyson anunciar planes para robots domésticos, a Xiaomi presentar un prototipo de humanoide y a numerosas startups de software de IA orientarse hacia la robótica.
Todo este flujo de dinero significa que las empresas de robótica humanoide pueden contratar a los mejores talentos, invertir en investigación a largo plazo y ampliar la fabricación cuando estén preparadas. Se está creando un bucle de retroalimentación positiva: a medida que se producen más avances y mejoran los prototipos, aumenta la confianza de los inversores y se inyecta más capital, que a su vez financia nuevos avances. También existe una sensación de competencia en el escenario mundial. Estados Unidos y Asia (especialmente China y Japón) están invirtiendo mucho en robótica para no quedarse atrás, y los gobiernos están introduciendo políticas de apoyo a la automatización ante los retos demográficos. Para los inversores actuales, existen oportunidades no sólo en los propios fabricantes de robots, sino en todo el ecosistema, desde los proveedores de sensores hasta los proveedores de software de inteligencia artificial y los usuarios finales. Como sugiere la lista Humanoid 66, los efectos dominó de esta revolución podrían afectar a muchas partes de la economía.
Implicaciones sociales: Empleo, ética y la vida con colegas robots
El auge de los robots humanoides no sólo plantea consideraciones técnicas o económicas, sino también profundas cuestiones sociales. Al fin y al cabo, si los robots van a trabajar entre nosotros e incluso en nuestros hogares, debemos plantearnos cómo cambia eso nuestras vidas, nuestro trabajo y nuestras estructuras sociales. En el horizonte se vislumbran tanto oportunidades apasionantes como serios retos.
Alteración del mercado laboral frente a alivio de la escasez: Quizá el mayor debate gira en torno a puestos de trabajo. Por un lado, los robots humanoides pueden desempeñar funciones en las que no hay suficientes personas o en las que el trabajo no es deseable. Como se ha señalado, sectores como el cuidado de ancianos y la logística de almacenes sufren actualmente una grave escasez de mano de obra. En estos casos, los robots podrían ser una tabla de salvación, asumiendo tareas que nadie está siendo desplazado de porque, de todos modos, los puestos se quedan sin cubrir. Los humanoides también podrían mejorar las tareas de los trabajadores humanos: piense en enfermeras ayudadas por un robot que levanta pacientes, o técnicos que utilizan un robot ayudante para buscar herramientas y piezas. Esta mejora podría reducir las lesiones y el agotamiento en el lugar de trabajo y aumentar la productividad.
Por otro lado, existe una preocupación real por que la automatización robótica generalizada pueda desplazar a muchos trabajadores a largo plazo. Los robots humanoides, por su diseño, pueden potencialmente hacer cualquier cosa que un humano pueda hacer físicamente. Si su inteligencia y fiabilidad alcanzan un cierto umbral, podrían competir con la mano de obra humana en una amplia gama de puestos de trabajo, desde ensambladores y limpiadores de fábricas hasta puestos de servicios como cocineros o dependientes de comercios. La velocidad a la que avanza la IA y el desarrollo de humanoides, "emparejado con la falta de discurso público sobre este tema," indica que la sociedad podría verse sorprendida por la magnitud de la perturbación. Un análisis de Morgan Stanley advertía de que, para 2050, hasta 40% de los empleados y 75% de las ocupaciones podrían verse afectados de algún modo por la entrada de robots humanoides en la población activa .
Renta Básica Universal y nuevos contratos sociales: Para hacer frente al posible desplazamiento de puestos de trabajo, ideas como la Renta Básica Universal (RBU) están suscitando una renovada atención. Si los robots acaban ocupando una parte significativa de los puestos de trabajo actuales, ¿cómo se ganan la vida los seres humanos? La RBU propone que los gobiernos o las empresas proporcionen una renta básica a todos los individuos para cubrir sus necesidades, desvinculando la supervivencia del empleo. Algunos expertos sostienen que la fuerte automatización hace que el UBI sea prácticamente necesario. De hecho, los líderes tecnológicos ya han planteado la idea de un "impuesto robot". gravar a las empresas que utilizan robots e inteligencia artificial en lugar de trabajadores humanos para financiar redes de seguridad social como el IBU. Este concepto se ha mencionado como una forma de redistribuir las enormes ganancias de productividad que podría aportar la automatización, garantizando que la gente siga teniendo poder adquisitivo y calidad de vida aunque escaseen los empleos tradicionales .
En varios países han surgido políticas y programas piloto para probar la UBI, y la revolución humanoide podría acelerar su consideración. Al mismo tiempo, la educación y los programas de reciclaje profesional serán cruciales. Históricamente, cada revolución industrial ha creado nuevos tipos de puestos de trabajo a la vez que ha dejado obsoletos otros. Los optimistas creen que los robots humanoides se harán cargo de tareas serviles, pero abrirán nuevas oportunidades en el mantenimiento de robots, la supervisión, la formación en IA y sectores totalmente nuevos que aún no podemos imaginar. El reto es gestionar el periodo de transición y garantizar que los desplazados puedan encontrar un puesto en la nueva economía.
Consideraciones éticas y de seguridad: Más allá de la economía, la integración de los humanoides en la vida cotidiana plantea cuestiones éticas. Una de ellas es garantizar que los robots sean seguros y se comporten éticamente. Se les confiará el cuidado de personas vulnerables (niños, ancianos), el funcionamiento en espacios públicos y, posiblemente, la toma de decisiones en fracciones de segundo que podrían afectar a la seguridad humana. Para evitar accidentes serán necesarias pruebas rigurosas, un control robusto de la IA (con mecanismos de seguridad) y, posiblemente, normas reguladoras. Por ejemplo, ¿cómo certificar que un humanoide puede conducir una carretilla elevadora en un almacén sin herir a nadie, o que un robot asistente doméstico no dañará accidentalmente a la persona a la que debe ayudar a levantarse de la cama? Organizaciones como UL ya están estudiando normas de seguridad para los robots de servicio. También está la cuestión de la privacidad: un humanoide en el hogar probablemente tenga cámaras y micrófonos activos, lo que suscita preocupación por los datos que pueda captar o transmitir. Los usuarios necesitarán garantías de que su robot mayordomo no les espía ni filtra información (un paralelismo con los problemas de privacidad de los altavoces inteligentes, pero potencialmente más intensos dado que un robot puede recorrer físicamente la casa).
Otro aspecto ético es cómo tratamos los humanos a los robots. Aunque los robots no tienen sentimientos (todavía) y son herramientas, la gente puede antropomorfizarlos, sobre todo los humanoides que parecen o actúan como humanos. Esto podría dar lugar a nuevas formas de apego o, por el contrario, de abuso. Es concebible que la sociedad necesite directrices para el trato humano de los robots, no porque los robots "sientan", sino porque maltratar a los humanoides podría repercutir psicológicamente en la forma en que los humanos se tratan entre sí. Ya hemos visto esta conversación con los robots de almacén y los drones de reparto de Amazon, y los humanoides la amplificarán. Algunos incluso han especulado sobre los futuros derechos de los robots si llegan a ser lo suficientemente avanzados, aunque se trata de un debate muy teórico en este momento.
Cambiar la vida cotidiana y las interacciones sociales: En términos más prácticos, tener robots entre nosotros cambiará la vida cotidiana de la misma forma que lo hicieron los teléfonos inteligentes e Internet. Los lugares de trabajo podrían evolucionar hacia equipos mixtos humano-robot. No sería raro tener un compañero robot en el puesto de trabajo de una fábrica o un guardia de seguridad robot patrullando un edificio de oficinas por la noche. Las empresas formarán a sus empleados para que sepan trabajar con robots, por ejemplo, para que entiendan sus señales o sepan cuándo intervenir si se atascan. En los hogares, los robots podrían formar parte de la unidad familiar. Una persona mayor que viva sola podría contar con la ayuda de un humanoide para todo, desde vestirse hasta acordarse de tomar la medicación. Las familias podrían tener un robot que se encargara de las tareas domésticas o incluso de cuidar a los niños de forma limitada (como vigilar su seguridad). Esto plantea interrogantes: ¿Se volverá la gente demasiado dependiente de las máquinas? ¿Cómo afecta a la interacción entre humanos el hecho de que algunas necesidades sociales las cubran robots? Son preguntas que psicólogos y sociólogos han empezado a explorar.
En el lado positivo, muchos ven en los robots humanoides un camino hacia una mejora considerable de la calidad de vida. Imagínese un futuro en el que las tareas cotidianas se encomienden a su robot ayudante, liberando su tiempo para dedicarlo a la familia, aficiones o actividades creativas. En el cuidado de ancianos, los robots podrían permitirles vivir de forma independiente durante más tiempo, encargándose de tareas físicas y proporcionándoles compañía, lo que daría respuesta a la crisis del cuidado de ancianos, para la que no hay suficientes cuidadores humanos. En trabajos peligrosos, enviar un robot en lugar de un humano podría salvar vidas (por ejemplo, en una emergencia en una planta química o en un accidente minero). Incluso existe el aspecto del atractivo de la innovación: al igual que los coches y teléfonos personales se convirtieron en parte de nuestro estilo de vida, los robots personales avanzados podrían ser el próximo gadget al que aspirar, mejorando la comodidad y las capacidades de la vida cotidiana.
Discurso público y preparación: Cabe destacar que el debate público sobre estos cambios no ha hecho más que empezar. La tecnología avanza deprisa y a menudo la sociedad tarda en ponerse al día en cuanto a conversaciones y políticas. Los observadores han señalado la necesidad de un diálogo en el que participen tecnólogos, responsables políticos, expertos en ética y el público en general para dar forma a cómo queremos que los robots humanoides encajen en nuestro mundo. Esto podría incluir la actualización de la legislación laboral (por ejemplo, ¿puede un robot realizar legalmente una determinada tarea sin supervisión?), el ajuste de los sistemas educativos (formar a más ingenieros en robótica y especialistas en IA, pero también enseñar nuevas habilidades a quienes desempeñan trabajos de riesgo) y el establecimiento de normas (como que los robots deban identificarse siempre como tales en las interacciones, para evitar confusiones o engaños).
En resumen, las implicaciones sociales de los robots humanoides son enormes. Ofrecen la promesa de aliviar la monotonía y hacer frente a graves retos demográficos, lo que podría conducir a un mundo de mayor abundancia material. Pero también plantean riesgos de perturbación y dilemas éticos que la sociedad deberá sortear con cuidado. Nos encontramos en la cúspide de una transformación de la naturaleza del trabajo y la vida cotidiana que requerirá tanta innovación social como tecnológica.
Visión de futuro: Hacia un mundo de abundancia
¿Cómo sería el mundo dentro de unas décadas si los robots humanoides estuvieran tan integrados en la sociedad como lo están hoy los coches o los ordenadores? Muchos de los líderes en este campo pintan un futuro ambicioso, incluso utópico, en el que los robots ayudarán a abrir una era de abundancia y prosperidad que superará con creces todo lo anterior.
Elon Musk habla con frecuencia de las profundas implicaciones de la IA y la robótica. En relación con el Optimus de Tesla y humanoides similares, Musk afirma que "esto significa un futuro de abundancia, un futuro en el que no hay pobreza", un mundo en el que... "puedes tener lo que quieras en términos de productos y servicios". En su opinión, si la mano de obra y la capacidad de fabricación se vuelven casi ilimitadas gracias a los robots, el coste de los bienes caerá en picado y la riqueza podrá distribuirse para garantizar que nadie se quede sin nada. Musk lo compara con una transformación fundamental de la civilización, esencialmente una sociedad posterior a la escasez en la que el hambre, el duro trabajo manual y la necesidad material pasarán a la historia.
Brett Adcock, de Figure AI, se hace eco de este optimismo. Imagina un futuro en el que los precios de los bienes y servicios tiendan a cero y el PIB "se dispare hasta el infinito" a medida que la mano de obra robótica aumente exponencialmente la productividad. En otras palabras, los robots podrían producir tanto valor a tan bajo coste que, en teoría, la producción económica sólo estaría limitada por los recursos y la imaginación, no por las limitaciones de la mano de obra humana. Adcock sugiere "Básicamente puedes pedir lo que quieras y sería relativamente asequible para todo el mundo".. Es una visión audaz, esencialmente la economía de Star Trek, donde la producción automatizada puede satisfacer las necesidades de todos.
El Consejero Delegado de NVIDIA, Jensen Huang, también se ha pronunciado con dramáticas previsiones. Huang predice que en 2040 podría haber mil millones de robots bípedos en el mundo, realizando una amplia gama de trabajos . Lo plantea en términos de liberación humana: los robots serían "liberar a los humanos de la esclavitud del fondo 50% de trabajos realmente indeseables" . Tareas como el trabajo en cadenas de montaje, el levantamiento de objetos pesados, la limpieza... todas ellas podrían ser realizadas por máquinas, permitiendo a las personas dedicarse a trabajos más creativos, estratégicos o personalmente satisfactorios. En opinión de Huang, los robots son una extensión del potencial de la IA para elevar a la humanidad haciéndose cargo de las tareas penosas.
Por supuesto, junto al optimismo hay voces de cautela. A algunos futuristas les preocupa cómo se adaptará la sociedad y si esa abundancia se repartirá equitativamente. Pero incluso los escépticos están de acuerdo en que, si se gestionan bien, los robots humanoides podrían aumentar drásticamente el nivel de vida mundial. Imaginemos ayudantes robóticos asequibles contribuyendo en cada hospital, cada granja, cada pequeña empresa. Las regiones con poblaciones envejecidas podrían mantener la productividad; las economías emergentes podrían industrializarse más rápidamente con mano de obra robotizada; las zonas remotas podrían recibir bienes y servicios a través de cadenas de suministro robotizadas. Podría ser un futuro en el que el PIB ya no se viera limitado por la disponibilidad de mano de obra humana: lo que los economistas denominan "limitaciones laborales" se disolvería básicamente en los sectores en los que operan los robots. Eso implica un crecimiento económico potencialmente astronómico o la reorientación del esfuerzo humano hacia nuevas fronteras (arte, ciencia, exploración, profesiones asistenciales, etc.).
Este futuro también podría transformar nuestra concepción del trabajo. Si los robots se encargan de la mayoría de las necesidades, los humanos podrían trabajar por elección y no por necesidad, centrándose en tareas creativas o contribuciones sociales. La idea de un semana laboral de cuatro días o menos podría ser factible cuando los robots duplicaran la productividad por las mismas horas. La educación podría pasar a hacer hincapié en las habilidades exclusivamente humanas -creatividad, pensamiento crítico, habilidades interpersonales-, mientras que las tareas técnicas memorísticas dejarían de ser tan importantes.
Hay que tener en cuenta que un mundo tan robotizado también necesita energía y recursos para funcionar, por lo que los avances paralelos en energía sostenible y extracción de recursos serán importantes. Pero muchas de esas tendencias (como el crecimiento de la energía solar, el reciclaje avanzado o incluso la extracción de asteroides en un futuro lejano) van en una dirección positiva. Los propios robots humanoides podrían contribuir a las transiciones ecológicas (imaginemos robots que construyan más rápidamente infraestructuras renovables o realicen tareas de limpieza medioambiental).
En última instancia, la visión del futuro es una en la que los robots humanoides sean tan comunes y transformadores como lo han sido los ordenadores o los teléfonos inteligentes, quizá incluso más. Podríamos ver un robot en cada hogar, en cada empresa y algunos incluso en cada esquina. La producción y los servicios podrían llegar a ser tan baratos que las necesidades básicas se cubrieran universalmente, erradicando potencialmente la pobreza. Es probable que la sociedad tenga que reinventar sus modelos económicos (con mecanismos como el UBI u otras formas de distribución) para gestionar la riqueza generada por los robots. Desde el punto de vista cultural, puede que lleguemos a aceptar a los robots como una nueva clase de "ser" en nuestras interacciones cotidianas: no humanos, pero tampoco una máquina corriente; algo intermedio con lo que trabajamos y en lo que confiamos.
¿Está garantizada esta visión tecnooptimista? En absoluto: depende de que se resuelvan los problemas técnicos, se gestionen los escollos éticos y se tomen decisiones políticas acertadas. También existen posibilidades distópicas (por ejemplo, un mal uso de los robots en la guerra o la opresión, o graves desigualdades si sólo unos pocos poseen los robots). Pero con un desarrollo consciente, la la revolución de los robots humanoides podría anunciar un "futuro de abundancia" sin precedentes. Como escribió Peter Diamandis -un defensor de las tecnologías exponenciales- en la introducción del informe MetaTrend, debemos prepararnos para "un futuro de Abundancia (y abundancia de robots)" .
Por ahora, las semillas de ese futuro se están plantando en laboratorios y empresas emergentes de todo el mundo. La próxima década revelará lo rápido que podemos convertir esas semillas en realidad. Si el impulso se mantiene, puede que algún día recordemos la década de 2020 como el amanecer de la era de los robots humanoides, cuando nuestras herramientas tomaron por fin forma humana y abrieron la puerta a un nuevo capítulo del progreso humano.
Fuentes: La información y las citas de este informe se basan en datos del informe MetaTrend Humanoid Robots (2024), junto con datos de investigación de Goldman Sachs, Morgan Stanley, ARK Invest y varios comunicados de prensa de empresas citados a lo largo del informe. Esto refleja el estado de la robótica a finales de 2024, un momento en el que las ambiciones de la ciencia ficción se están convirtiendo rápidamente en ciencia real.